Eran unos chicos de Los Ängeles que se conocían por su afición común a coleccionar discos de blues, lo que les llevó a entablar amistad. Un día se plantearon que podían aprender a tocar algunos de los temas que contenían los discos que reunían e intercambiaban y es ahí donde nace la historia de Canned Heat. Corría el año 1.965
Y de hacer versiones de esos temas pasaron a componer y a cantar sus propias composiciones y pronto les llegaría el éxito y la gloria cuando triunfaron en los Festivales de Monterrey de 1.967 y de Woodstock de 1.969, convirtiéndose en uno de los grupos más importantes de los Estados Unidos. Realizaron giras mundiales con un éxito extraordinario.
Pero de la gloria descendieron a los infiernos: drogas, sexo, despilfarro, todo en grado desmesurado, los llevaron a la ruina económica, olvidados de las grandes audiencias y de las grandes discográfícas, a las que les habían hecho ganar mucha pasta. Ruina económica hasta el punto de que perdieran los derechos de autor de sus canciones. No son dueños de su propia obra. Autodestrucción más que perfecta.
Aunque se les dé por desaparecidos nunca llegaron a desaparecer. La tenacidad del baterista Fito de la Parra ha conseguido que la banda sobreviva y recuperarlos del olvido, y ahí siguen, muy puretas, con algunos cambios entre sus miembros, en la brecha y hasta graban sus discos.