Nació y vivió entre guitarras, su padre era guitarrista y comerciante de guitarras, por lo que “en casa las guitarras estaban por ahí, como las sillas o las mesas, era algo cotidiano en mi vida”, según sus palabras. No es de extrañar que a los cuatro años casi dominara el instrumento, que a los siete fuera un consumado bluesero y que a los doce telonero de B.B King, que, al oírlo, dijo algo así como que su potencial era increíble. Ese potencial le llevo a tocar con gente como Buddy Gay, Robert Cray o Stephen Stills. Formó inicialmente la banda “Blondine! para después emprender la aventura en solitario firmando discos de gran éxito. Fue en el 2000, con 23 años, tras haber perfeccionado su voz, cuando decide dar el salto definitivo a asumir también el rol de cantante, y grabó varios discos que han quedado enmarcados para la historia del blues. Su estilo rememoraba en ocasiones al mas puro blues clásico, y así grabó uno de sus discos fundamentales “Blues de luxe”. Mas tarde se involucró en el programa “Blues in the Shoools”, cuyo objetivo era perpetuar el legado del blues para hacerlo llegar a las generaciones jóvenes y venideras. No obstante a Bonamassa no se le puede encasillar en el blues clásico, dado que también ha escrito e interpretado blues originales, modernizando el género  y desarrollado un estilo personal, siendo reclamado por B.B.King para que lo acompañara en su gira del 80 aniversario. Bonamassa domina todos los registros, los suaves, los duros, los más electrizantes  y los más tiernos, y hoy es uno de los blueseros mas reconocidos Y mientras, sigue rodeado de guitarras, coleccionando guitarras vintage en su casa de Los Ángeles. Os propongo la escucha de cuatro temas, el último con una de sus más fieles paternaires, en lo que la música se refiere: mi admirada Beth Hartt

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