Estos chicos de Australia fueron, a finales de los sesenta, los cómplices perfectos para los guateques,  escenario único en el que las hormonas juveniles podían manifestarse.  Su música, sus canciones lánguidas, melodiosas y melosas con un acompañamiento coherente, eran la invitación eficaz para bailar amarraditos, que propiciaba el beso furtivo, o los susurros en el oído de tu chica, o los primeros “te quiero”, aunque fuéramos unos adolescentes aprendiendo de la vida, bueno aprendiendo de y en la vida se está siempre. El single de dos caras “World” y “Holiday” era muy solicitado, y se ponía una canción detrás de la otra, de tal forma que acabándose los últimos sonidos de “World”, ya estabas oyendo, aunque aun no girara en el tocata, los primeros compases de “Holiday”.  Y “Massachussets” y “Words”, no le iban a la zaga. Con los “Bee Gees” de aquella época el “calenton” estaba servido. Y los enamoramientos eran mas frecuentes. Tanto para chicos como para chicas, ¡oiga¡. No vale discriminar. Luego los Bee Gees evolucionaron hacia la música disco, abusando del falsete, y ahí estaban en “la fiebre del sábado noche” y demás. Pero me quedo con la primera fiebre, sin lugar a dudas. Hoy el blog visita a unos obvios. Unos obvios que me remontan a más de cuarenta años atrás. Aterra el pensarlo, el precipicio del pasado tan lejano

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