No recuerdo a través de qué medio conocí la existencia de esta mas compositora que pianista de Bruselas, donde nació el 26 de septiembre de 1.945. El caso es que desde que la escuché me lancé a la búsqueda de todos sus discos. En la infancia se formó en el piano clásico, y a fe que se nota, aunque lo abandonara en la adolescencia para estudiar psicología, trabajar en una agencia de publicidad, dirigir una escuela de danza para volver al piano, que nunca debió abandonar. Pero nunca es tarde si la dicha es buena y más si para retomar a las blancas y a las negras lo hace desde la perspectiva del jazz, y desde la faceta de compositora. Es en esta faceta donde más destaca porque en sus discos, no siempre es ella la pianista, sino que escoge a otros como al extraordinario Kenny Werner al que rodea de bandoneistas como Dino Saluzzi, con el que la nostalgia está asegurada, al chelista Jacques Morelenbaum, al baterista Joey Baron, o a clarinetistas como John Ruocco. Su música trasciende el jazz, hay mucho tango, melodías judeo-españolas, latinidad, saudade…., envuelta en un halo de melancolía.Pura belleza, elegancia y refinamiento. Muchos podrán decir que no es jazz, y qué?. Myriam Alter nunca decepciona.
Hasta ahora totalmente desconocida. Myriam Álter me ha parecdo genial. Me ha llegado al fondo.
En algún momento me ha recordado a Astor Piazolla.
La última canción que pones sí es muy conocida.