He de agradecer a amigos de los micro surcos que me den noticias musicales, sin duda con la intención de que me haga eco de las mismas en el blog. Y yo lo agradezco sinceramente. Hoy un micro surquero fiel, y además escritor, Tomás García Merino, me ha enviado la noticia de la muerte de Ahmad Jamal que no conocía. Reproduzco la entrada que le dediqué en su día a Ahmad Jamal, añadiendo dos propuestas mas: Su famoso “Ahmad blues” que dio nobre a una grabación magnífica y el tema de amor de la película Espartaco que es una preciosidad.
Natural de Pittsburgh, cuna de grandes pianistas. En 1951 cuando contaba 20 años, se convierte al Islam, como otros tantos músicos de jazz. No sé si hay algún estudio sobre este fenómeno, pero sería en cualquier caso un tema interesante de analizar y hasta que punto la fe musulmana influyó en la música de cada uno de ellos. Nuestro protagonista adquirió de inicio formación clásica, con Listz como referente, pero pronto se decantó por el jazz, influido por Nat King Cole. Tal vez, fuera esa la razón de que su primer trio lo formó con bajo y guitarra, aunque pronto se decantó por la formación habitual y sustituyó la guitarra por la batería. Creó su propio club de jazz, al que llamó “Alhambra”, y en el que, por sus convicciones religiosas, no se servía alcohol. Club abstemio, oximoron, diría. Allí en directo se coció una de sus grabaciones mas relevantes.
La deserción de los acompañantes de su trio, con el que tenía una compenetración fantástica, Israel Crosby (contrabajo) y Vernell Fournier (bateria), su divorcio, y el cierre del club, que solo se mantuvo un año, (digo yo que sería como un jardín sin flores), motivaron que Jamal no tuviera una carrera mas continua. No llegó a tener unos acompañantes que mantuvieran el nivel alcanzado con los mencionados. Alternó sus silencios discográficos con grabaciones como solista y también grabó algunas sesiones que resultaron irregulares. A pesar de todo Ahmad Jamal fue uno de los pianistas mas influyentes del género, siendo el mismísimo Bill Evans uno de los que bebió en sus fuentes. Se le considera como uno de los gérmenes del pianismo moderno. Era admirado por Miles Davis, que incitaba a pianistas suyos, como Red Garland, para que siguieran la estela de Jamal. Retirado de los escenarios, creo que aún está entre nosotros.