Antiguo Cine Moderno MÁLAGA | Malaga, Vintage photos, Neon signs

Pisé un cine por primera vez con seis o siete años.  Fue, obvio es, en el “Teatro Cine Liceo” de Rute. Me llevo mi padre. Vi “ El Conquistador de Mongolia”. Al regreso a casa mi madre me preguntó, que me había parecido la película y mi respuesta inmediata fue: ¡Ha salido una mujer, iah (expresión ruteña donde las haya), que mujer ¡.  Y eso quedó como la gracia del niño que se contaba a las visitas. La mujer  era Susan Hayward, una belleza de la época.  Después fui al cine con cierta regularidad a ver películas de  romanos, de vikingos, y de vaqueros o del Oeste, aún no le decíamos western y, cuando mi hermana María del Mar tenía ya la edad correspondiente, íbamos los dos todos los sábados de invierno, con la lección bien aprendida de que, al salir, tendríamos que cubrirnos la boca, para que no nos resfriáramos. Seguíamos el consejo materno. Recuerdo que al final de una película, con las luces ya encendidas, mi hermana tuvo que despertarme. Creo que la cosa iba del milagro de Fátima o de Lourdes. Milagro sería ahora, con lo mal que duermo, que me durmiera en esas butacas de madera tan incómodas que tenía el cine Liceo.

El otro día pasé por la puerta del Liceo, cerrado desde tiempo inmemorial. El edificio se conserva igual. Y la mente voló a aquellos tiempos. A “Sissi”, con mi adorada Romy Schneider, a Chaplin con la emotiva “Candilejas”, a “Lili”, con una jovencísima Leslie Caron, y podría seguir….Los 30 de noviembre, D. Andrés, dueño del cine, invitaba a toda la chiquillada de las escuelas a ver la peli de romanos o de vaqueros que tocara, para festejar su onomástica. Por supuesto que separados los niños de las niñas, en sesiones diferentes. Y agradecidos, los chavales le cantábamos: ¡Que viva D. Andrés y la cochina de su mujer¡ . Gamberrada con rima incorporada. Por supuesto, su mujer que ha vivido hasta hace poco, era una señora muy respetable, e imagino que nada cochina.

Algunas veces hacíamos otras gamberradas para colarnos sin pagar entrada. Uno se ocupaba de distraer al portero, Pedrera creo que era su apellido, mientras que los demás nos subíamos al gallinero. Si la peli era para mayores, del 3 (para mayores de 18), del 3R (para mayores con reparos), o del 4 (gravemente peligrosa), la jugada nos parecía era más redonda todavía.

Cuando veo “Cinema Paradiso”, peli que visito con frecuencia, recuerdo aquellos tiempos con cierta nostalgia y melancolía. Es lo que tiene sentirse uno ya mayorcito, eufemismo al canto, y ser propenso a la emoción. Hay otras películas sobre el mundo del cine que me gustan, “Splendor” de Ettore Scola es una de ellas, sobre la historia del final de una sala cinematográfica abocada al cierre en un pueblo italiano (como el de Marco, je je),  sin olvidar “La noche americana” de Truffaut, sobre los entresijos de un rodaje.

En la actualidad me gusta más ir al cine en las pocas salas que perviven en plena ciudad. En Málaga, sólo queda una. Me gusta al salir, encontrarme con la calle, ir a una tasca cercana y tomar unas birras comentado la peli. Es una especie de liturgia. Pero, por desgracia, la mayor parte de las veces hay que ir a una gran superficie, donde antes o después me encuentro rodeado de señoras o señores con los carritos de compra del super, o con las bolsas de las tiendas del centro comercial. Ningún espacio para el sosiego. Adiós liturgia. El cine en la tele no lo disfruto igual, a no ser que consiga crear un clima adecuado de concentración, o que tenga un gran interés en una película concreta. Tampoco soy muy de tele.

Bueno corto el rollo, hoy la cosa va de música de cine, o relacionada con el séptimo arte. Disculpen la licencia autobiográfica. 

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2 comentarios

  1. Con tu historia me has llevado a mi infancia que, con unos años de diferencia es la misma. El cine de D. Andrés. Pero te voy a rectificar, no era la cochina, era el cochino, y con todos mis tespetos a esa señora, creo que se debía a que no era muy agraciada. Como siempre me encantan tus comentarios.

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