El jazz y la poesía son territorios colindantes, cuando no ocupan espacios comunes. Hay poesía en la atmósfera que sugiere una balada de jazz, y el jazz está presente, en la creatividad, en el ritmo, o en el trasunto de muchos poemas. La revista Litoral, cuya portada ilustra esta entrada dedicó un número a tratar de ello y de la mucha literatura que aborda directa o indirectamente el jazz y su universo mágico.

Con ocasión de la muerte de Joan Margarit, en los micro surcos whatsaperos envié lo que sigue a continuación:
En 1998 Josep Ramón Jove, crítico y luchador del jazz tuvo una idea luminosa y ciertamente original. Reunió un quinteto de jazz y poesía, o de poesía y jazz. Tres músicos: Perico Sambeat, David Mensual y Xavier Monge, y dos poetas: Joan Margarit y Pere Rovira, integraron esta formación y grabaron “Paraula de Jazz”, un proyecto en el que  estándares como “Autumn in New York”, “Laura”, “Lover man”, servían de fondo de los poemas recitados por Margarit y Rovira. La magia surgió y el disco es una delicia. Hubo gira de este quinteto singular y lo pudimos ver en el Teatro Cervantes y en el más íntimo, y al tiempo más bullicioso Onda Pasadena. Fue en la barra de ese club donde compartí unas cervezas con algunos de los magos que propiciaron esos momentos en los que el jazz y la poesía se abrazaron como viejos amantes en un banco público, si me lo permite Brassens.
El pasado 16 de febrero murió Joan Margarit. El Premio Cervantes 2019 se fue en Barcelona dejando atrás una ingente obra, reunida en “Todos los poemas 1975-2015” que recomiendo, y pendiente está de aparecer una nueva colección de poemas que ya póstumos serán.
Margarit era un apasionado de la música y del jazz. Por sus poemas transita la música desde Mozart a Parker, pasando por Blakey, Powell, Coltrane, Webster…
Margarit, el poeta catalán, que debía conocer el camino de la vida que al final conduce, como decía en uno de sus poemas. 

Lo que sigue es un poema del poeta dedicado a  John Coltrane:

He recordado tus manos moradas

sobre el saxo con una luz de sótanos

 el vacío que sopló tu boca y que habla con mi soledad?.


En tus ojos, la muerte era de raza negra.


Aún toca las mismas piezas de noche,

 en la ciudad, hasta que el alba,

 como un árbol dorado se refleja

 en el cristal de tantos músicos fracasados.

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