Fue escuchar a Sonny Rollins lo que le hizo pasarse al tenor. Antes había tocado el alto y otros instrumentos. Hablamos de David Murray un batallador del jazz, que nació en 1955, se inició tocando el piano en la iglesia con su madre y hoy es un representante de la vanguardia, del movimiento post free, aunque parta de las raíces tradicionales del jazz, y sobre todo de su origen africano. Murray tiene una sonoridad que recuerda a Ben Webster, aunque con un toque más agresivo y más amigo de la disonancia. Ha grabado más de ciento veinte discos, militado en múltiples formaciones, ganado un Grammy y nominado otras veces para dicho premio. Hoy Murray se ha vuelto más pausado, más tranquilo, pero aún así se le sigue vinculando a la vanguardia jazzística, a pesar de que ha sucumbido a la tentación, que como muchos de arroparse con cuerdas y hasta de cantar a Nat King Cole. Pude verlo este verano en Almuñecar. Debo confesar que esperaba algo más. O no tuvo su noche, o no la tenía yo.