Puede que su apariencia fuera la de un tipo tosco, no así su música que fue un ejemplo de versatilidad, de lirismo ,sensibilidad, delicadeza y con un sentido profundo de la melodía, sin perder un ápice de intensidad.
Mulgrew Miller, de Mississipi (1.955-2.013) se inició, como otros muchos en el góspel, también en el R&B, y en la música clásica. Fue en la Universidad de Memphis donde descubrió el jazz de la escucha del pianista Phineas Newborn, y a mediados de los 70 ya se sentaba al piano en la orquesta de Duke Ellington que entonces la conducía el hijo de este, Mercer. También anduvo en esa universidad del jazz que eran los Messengers de Art Blakey.
Fue muy solicitado como sideman, pero también lideró sus propias formaciones. Prolífico en cuanto a grabaciones se refiere, son miticas las que firmó con el bajista NHOP. , y me encanta un disco que ocupa un lugar destacado de mi discoteca: el que grabara con el trompetista también tristemente desaparecido Roy Hargrove.
Recibió influencias de grandes como McCoy Tyner, de Winton Kelly, pero también de Oscar Peterson, de Art Tatum y de Kenny Barron con el que giró en dúo y con el que tuve la oportunidad de oírlo en el festival de Donosti, no sé ahora si en el 1.993 o en 1.995. Os formulo una propuesta de escucha de este excelso dúo.
Bueno, ahí os dejo con el bueno de Muller. Un despiadado derrame cerebral se lo llevó en 2.013, en Pensilvania, y nos privó de disfrutar más de su talento.