Naciendo en Nueva Orleans (1.974) y siendo hijo de dos músicos, su padre, contrabajista de jazz y clásica y su madre, pianista de clásica, estaba “tocado” que Nicholas sería músico y ya le daba a la trompeta con cuatro años. La calle de su ciudad natal fue su primera escuela. Después recibió la formación académica correspondiente y con el apoyo de los Marsalis, grabó su primer disco con Ellis Marsalis el pianista patriarca de la familia y el trompetista Wynton le dio paso en la Lincoln Orchestra, Payton se situó entre los mejores representantes de la generación de los “jóvenes leones” de la que ya hablamos cuando nos ocupamos de Roy Hargrove. Formó parte de la banda del baterista Elvin Jones, “la Elvin Jones Jazz Machine”, y fue con esa formación con la que tuve la oportunidad de verlo por primera vez. Fue en Doností, sería el año 1.995. Por cierto, al final de aquel concierto diluvió y en “la Trini” nos quedamos, unos pocos, viendo y escuchando a los músicos que, cual orquesta del Titanic, siguieron dale que te pego. En aquel concierto me pareció que Payton anduvo algo desaforado, como si tuviera necesidad imperiosa de demostrar que se le daban bien sacar el sonido más agudo de su trompeta, constantemente. A lo mejor llovió por eso. He tenido la ocasión de verlo en otras ocasiones, como en Almuñécar, sería por el 2.001 o por ahí, y me pareció un músico más maduro, más pausado y con mayor calidad. Reconoce influencias de los más grandes: Armstrong, Davis, Brown, Terry y Wynton Marsalis. Grabó un disco con el veterano y venerable trompetista Doc Cheatham que es una delicia. Si bien se inspira en los terrenos clásicos del jazz, los tamiza con un toque de modernidad. A ver qué os parece.
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