Aquí creo no equivocarme si digo que es una perfecta desconocida, o casi. Sin embargo, es un icono siciliano del siglo XX. Tampoco es que tengamos un intercambio cultural excelente, aunque Battiato también era siciliano. La vida de la Balistreri fue una continua lucha: Contra el maltrato de un padre alcohólico, contra el marido que la maltrataba. Su matrimonio fue de esos que llaman “arreglado”. Su marido, además de maltratador, arruinó por el juego el ajuar de su hija. Cuando tuvo los arrestos de enfrentarse a él fue ella la que sufrió la cárcel. Se buscó la vida con muy diferentes oficios, entre ellos la de empleada de hogar en una familia que la denunció por robo, lo que le costó una nueva estancia en la cárcel. En Palermo trabajó como sacristana de una iglesia hasta que un nuevo cura le acosó y salió por piernas. Una de sus hermanas, María, fue asesinada por el marido, su padre se ahorcó del disgusto. Su encuentro con el pintor Manfredi Lombardi le dio a conocer a artistas como Ignacio Buttitta y el más conocido por estos lares: Darío Fo (“Muerte accidental de un anarquista”). Su timbre de voz, fuerte y robusto, era apropiado para cantar las canciones del folklore siciliano. Cantó sobre su vida y sus miserias. Nació en la más estricta pobreza y fue una luchadora superviviente contra todo y todos, el hambre, la pobreza, la mafia, la opresión, la violencia. Dicen que las mujeres sicilianas son especiales. Ni idea. Que no puedes dejar de emocionarte por su mirada, sus gestos, sus palabras, ojos orgullosos, cabeza alta e intrépida. Ni idea, vuelvo a decir. Por sus canciones, en gran parte autobiográficas, podemos aseverar esa afirmación. Su repertorio muestra también la vida del pueblo siciliano, sin rodeos, sin ficciones, y sin moralismo de sepulcros blanqueados. Rosa Balistreri podría tener hoy 96 años, pero murió a los 63, una enfermedad respiratoria se la llevó. Rosa Balistreri, una luchadora, la voz rebelde de Sicilia.
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