Nacido en Kansas City, como otras leyendas del jazz, es uno de los tres grandes tenores, junto a Coleman Hawkins (Bean) y Lester Young (Prez). Se fue de este mundo en Ámsterdam, en el 73, con 64 años. Había establecido allí su residencia. Estuvo en las bandas entre otros de Fletcher Henderson, Cab Calloway, Benny Carter y Duke Ellington, fue en la banda del Duke donde entabló una hermosa amistad con el saxo alto Johnny Hodges, otro grande. Hay un vídeo entrañable en el que se puede ver a Ben, en plena actuación, llorando porque le acaban de comunicar la muerte de su amigo.
Lideró sus propios combos, con grandes como Óscar Peterson, Roy Eldridge, el propio Hodges, etc., acompañándole, con éxito indiscutible y arropó a las grandes damas como Billie Holiday, Ella Fitzgerald y Carmen Mcrae. Su sonoridad sensual e intimista es inconfundible. Las baladas de Ben invitan al amor y a la ternura, sin llegar al aterciopelado cursi. Son cautivadoras. Ese vibrato, ese fraseo, esa calidez, ese sentido de la melodía…, es único e inconfundible. Webster es el cómplice perfecto para una velada romántica.
También era genial cuando atacaba los tiempos rápidos. No se le puede catalogar en un estilo preciso, ni swing, ni bop, ni hard bop, ni cool, ni mucho menos free.. Está en la línea «mainstrean» de la historia de esta música.
Lo vamos a oír en dos baladas maravillosas, son dos standars.
Es uno de los míos, y espero que sea uno de los vuestros.