1.929 fotos e imágenes de Christian Mcbride - Getty Images

No sé a cuantos conciertos he asistido, no llevo la cuenta. Algunos de ellos se me han quedado en la retina, de Keith Jarrett, de Dexter Gordon, de Stan Getz, de Sarah Vaughan, de Don Pullen, de Ornette Coleman, en fin, si sigo van a ser mas de algunos. El del pasado 8 de noviembre en el Cervantes de Málaga va a engrosar, sin duda, esa lista que a lo mejor podría resultar interminable.

El trío comandado por el contrabajista Christian McBride y secundado, es un decir porque aquí todos fueron líderes, por el pianista Benny Green y el baterista Greg Hutchinson se plantaron en el escenario para darnos una lección de jazz del bueno, sin adjetivos, tal vez el único que le valga es el de genuino. Una muestra exquisita de sutilezas, de conjunciones armónicas aparentemente sencillas, de delicadeza enriquecida por el swing, en fin no sé si me explico. El caso es que el homenaje a Ray Brown, al que citaban en cada presentación de los temas que hicieron alternativamente los tres músicos, dio como resultado una noche espléndida para todo el respetable que se podía apreciar por los rostros de satisfacción cuando se encendieron las luces del teatro.

Recuerdo especialmente la versión de “It don´mean a thing”, singularmente distinta de la que estamos acostumbrados a oír y un “Danny Boy” que estremecería a las almas mas sensibles.

El concierto fue un deleite para los sentidos y digo bien, no para los oídos, sino para los sentidos.

A los que me preguntaron qué concierto del conjunto del Festival recomendaría les indiqué el de McBride. Sin perjuicio de que otros también han sido excelentes, creo que no me equivoqué.

A continuación, lo que en su momento publiqué del contrabajista.

La primera vez que vi y escuché en directo a Christian McBride fue en el festival de Donosti de 1993, formando parte del trío del saxofonista Joshua Redman, siendo el otro componente el pianista Geoff Keezer. Si su actuación estelar en “la Trini” fue estelar y me impactó, lo pasé mucho mejor escuchándolos en el club Altxerri, sentado en el suelo, cerveza en ristre y a escasos dos metros de los músicos. Con la cercanía del público, el ambientazo de humo, entonces se podía fumar, las copas y la relajación, el trío estaba ya caliente, animado, pleno de energía e inspirado. Disfruté de lo lindo, como el resto del respetable. Un rato inolvidable. Los tres pertenecía a esos “Young Lions”, apelativo que se dio a toda una generación de músicos norteamericanos que iban a comerse el mundo con su fuerza y técnica apabullantes.

McBride (Filadelfia, 1972), es sin duda uno de los mejores contrabajistas de la escena del jazz y no solo actual. Además de haber intervenido en más de cien grabaciones, es un líder sólido de sus propias formaciones, habiendo grabado también al frente y dirigiendo una big band.

Ganador de más de ocho Grammy, su toque es profundo y fluido, no exento de swing, siendo capaz de competir con los instrumentos de viento. Es al propio tiempo un clásico que imprime modernidad al contrabajo.

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