Apodado “The Little Giant”, baja estatura y gran músico, este saxofonista tenor natural de Chicago (1.928), estaba dotado de una técnica superior a la media, imprimiendo un lirismo incisivo al propio tiempo que una elegancia y calidez en su sonido que al arriba firmante siempre gusta. Compositor y gran improvisador, le gustaba cambiar de registro, siendo muy preciso en los agudos y gustando de adornarse en su interpretación de citas de otros temas, como también lo hacen, por nombrar a algunos, Dexter Gordon o Paquito de Rivera. Estilísticamente se le puede encuadrar en el hard bop. En 1963 se mudó a Europa, a Francia en concreto, donde murió en 2008, cuando tenía 80 años.
Lo he visto en varias ocasiones, la última de ellas en Granada, en compañía de Tete Montoliu, el cual, “con su gracejo que le era propio”, lo criticó en pleno escenario, al decir: “El Sr. Griffin dice que va a hacer una cosa, y luego hace otra”. El cambio que introduciría Griffin en la actuación no le gustaría al pianista catalán, pero los asistentes no notamos nada raro. La versatilidad de los músicos de jazz consigue que hasta lo imprevisto sea de lo más natural.