Duke Ellington trasciende al jazz, hasta el punto de que se le considera como uno de los músicos más importantes del siglo XX. Renegaba de las etiquetas y el mismo no se encasillaba en el jazz. Decía que sólo había dos clases de música: la buena y la mala. La suya es la superbuena. Eso lo digo yo, claro.
Pianista, compositor, arreglista y director de orquesta, lo mismo inventó el sonido «jungle» que recordaba a la selva africana, con protagonismo de los metales, que componía suites sacras, de inspiración religiosa, que tocaba con genios de la modernidad como Charles Mingus o Coltrane. Por cierto, Ellington toco en año 1969 en la Basílica del Mar de Barcelona su suite » Freedom», en pleno franquismo. Allí cantó, una de las cantantes de su orquesta, Alice Babs, cantante sueca que después en los años 70 y 80 estuvo viviendo en nuestra costa. La conocí en «El cantor de jazz» y la oí cantar.