Cuando escribo estas líneas son más de dos mil trescientos los muertos que ha provocado el terrible terremoto que ha asolado al país vecino y hermano. Como siempre la peor parte de las consecuencias del seísmo se la llevan los más pobres. Pero como dije, cuando se produjeron los de Siria y Turquía, la naturaleza nos pone muchas veces en nuestro sitio, que es el lugar de la fragilidad. Deberíamos aprender de estos desastres para olvidar nuestra prepotencia y no crear artificialmente otros como las guerras que asolan a tantos países, o las actuaciones que destruyen el medioambiente, no sólo para el futuro de nuestros hijos sino para el mismo presente.