RESERVA DE ADEBO | Rute | Turismo de la Subbética

Hora: Serian como las 21,00 horas.

Dia: 19 de octubre.

Lugar: Rute. La Cuadra.

Un violín fabricado en 1.906 suena como la seda, lo mismo hace música barroca, que música andina o música contemporánea. Francisco Montalvo, cordobés, catedrático del instrumento en el Conservatorio Superior de Música, es quien lo mima, lo toca con maestría y disfruta con cada sonido que arranca.

Hay un cello que toca John, un escocés afincado en Rute, que según me dijeron había tocado en la Filarmónica de Londres. No le va a la zaga al violín. Juntos nos brindaron unas piezas nacidas de la improvisación, y ya el arriba firmante quedó atrapado.

Al poco tiempo aparece Antonio José Henares con un teclado. No era cosa que se trajera su piano de cola desde casa. Y Antonio se une al dúo con la mayor naturalidad y se atreve a abordar standars del jazz, como “Misty”, o el famoso “Spain” del desaparecido Corea. “Bésame mucho”, “Mañana de Carnaval” suenan maravillosamente en la Cuadra que tiene una acústica asombrosa. Unas birras y unas pizzas ayudan a mantenernos. La Cuadra en sí, es un lugar digno de visitar, es una especie de museo caótico, pero ordenado, con su escenario, focos adecuados, y unos bancos de iglesia, traídos de una ermita cercana pueden servir para que los asistentes se sienten. Estábamos pocos, porque pocos sabíamos del encuentro, “los cabales” decía Bernabé, como dicen los flamencos.

Sobre las diez y media aparece un flautista que, con la sencillez, la simpatía y la humildad de los grandes, arranca a tocar, es Jorge Pardo. Había dejado un mensaje desde Guarroman anunciando que venía muy cansado; pero la música, su música, despeja y aleja el sueño. Canciones populares españolas, “El Vito”, “Verde”, Paco de Lucia, Camarón estuvieron presentes no sólo en la música, sino también en las conversaciones entre tema y tema. “Alfonsina y el mar” erizaron el vello de los presentes, al igual que “Oblivion”.  Es lo que sucede cuando buenos y grandes músicos se reúnen, incluso aunque no se conozcan y espontánea y tranquilamente hablan. El lenguaje de la música es universal.

Ese encuentro lo había organizado Pascual Rovira, el hombre que susurra, cuida, mima y ama a los burros. El alma de ADEBO. Por supuesto, que con Kiska su inseparable compañera. Gracias por su generosidad y capacidad de acogida. Bernabé Roldán, buen amigo de Jorge y de tantos músicos contribuyó a la fiesta. Fue otro de los convocantes. Anécdotas jugosas, historias pasadas con la música siempre presente, risas y complicidades aderezaron la noche.

Lugar: Reserva de ADEBO en pleno corazón de la Subbética, en la Sierra de Rute.

Día: Jueves 20 de Octubre.

Hora: Sobre el mediodía.

Asistentes: Amigos, alrededor de cien burros y cámaras de Tele Rute.

Jorge Pardo agarra su flauta y provoca la escucha atenta de casi todos los asnos, que con las orejas bien enfocadas asisten al concierto. El arriba firmante flipa. La magia seguía presente en ese lugar paradisiaco. Y Pascual nos da a todos los presentes un botellín de agua, para inmediatamente chorrear sobre su embocadura un poquito de anís. Así con “las palomitas” brindamos por el encuentro.

Mi agradecimiento a Pascual, Kiska, Berna, Jorge, Paco, Antonio, John y en general, a todos los presentes que me hicieron pasar tan buenos ratos. No podía dejar de reflejarlo aquí. No voy a colgar imágenes de los momentos. No corresponde.

El día que se nos fue Paco, tenia el compromiso de tocar con Josemi Carmona, Bandolero y Javier Colina en el Café Central de Madrid. Con semejante palo en el cuerpo y alma, se hacia muy cuesta arriba hacer música, pero siempre he pensado que el mejor homenaje a un músico y más un gran músico es que la música no pare. El flamenco te revuelve las entrañas y a la vez te sacude la tristeza. Como si el universo percibiera la pena me mandó un soplo de ánimo en forma de mensaje de otro gran amigo, Chick Corea. Destrozado por la noticia, pero siempre con su brillante personalidad me mandaba un correo que a grandes rasgos me alentaba a que hoy, mi mejor homenaje a nuestro amigo común era, tocar! que la música sonara más fuerte que nunca y que el mundo viera lo mucho que hemos vivido y aprendido junto a él. Por eso, y ya que las palabras se quedan cortas para expresar lo que siento por su marcha, aquí os dejo una muestra de lo mejor que se hacer…tocar la flauta. Paco, Va por ti.

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