Nació en Massachusetts, un 12 de de junio, como el arriba firmante, 12 años antes. O sea, celebrábamos el cumple el mismo día. Yo no nací en Massachusetts, evidentemente.
Chick Corea fue de los primeros músicos de jazz que escuché. Recuerdo los vinilos con su formación “Return to Forever” , sus dúos con Gary Burton y con Herbie Hancock, y los dos álbumes, que grabara en solitario con el título de “Piano improvisations”, entre otros. Todos ellos, formaron parte de los primeros discos de mi colección de vinilos de jazz, hoy sustituida en gran medida por los CDs que inundan las sucesivas casas en que he ido viviendo, en las estanterías que me hace otro amigo de los micro surcos. Mi hija Marta me recordó el día del fallecimiento de Chick, el pasado día 9 de febrero, lo mucho que lo había oído en casa, con emoción.
Chick tenía un sonido inconfundible. Ese uso percusivo de la mano izquierda, que pareciera sustituir el papel del bajo, y la capacidad de improvisación melódica y del cambio del “tempo” con la derecha, entiendo que son elementos característicos de su forma de tocar.
Curtido en mil batallas, como muchos otros, y con formación clásica, empezó a ser conocido formando parte del grupo de Stan Getz. Después fue miembro muy relevante de las aventuras de Miles Davis de finales de los 60, con el piano eléctrico, que alternaba con el acústico. Ha militado en diversas formaciones, dúos, tríos, cuartetos…,liderando gran parte de ellas, a través de una actividad incansable, porque vivía con pasión el jazz.
Influido, tal vez por Getz, se dejó cautivar por la música brasileña y como le gustaba mucho España, se dejó influir también por la música española, presente en su conocidísimo tema “Spain”, o en el también muy conocido ” La fiesta” y, por supuesto, en el célebre doble ” My Spanish Heart”, o cuando a raíz de las experiencias de John Mclaughin y Al di Meola con nuestro Paco de Lucía, contacto con el guitarrista y grabó con él, “Touchstone”, inclinándose por la Rumba flamenco. Era un enamorado de España. Su formación clásica le permitió grabar el Concierto para dos pianos de Mozart, de quién se confesaba apasionado.
Recibió influencias de pianistas tan dispares como Bill Evans o Thelonious Monk, y también de Art Tatum, Bud Powell, Mcoy Tyner, y hasta de uno de los apóstoles del free que fue Cecil Taylor.
Tuve la oportunidad de disfrutar de sus actuaciones varias veces en Granada, un par de veces en Málaga, o tal vez, tres, en Sevilla y seguro que también por el norte.
Se ha ido Chick, mi “compañero de cumpleaños”, uno de los míos. Descanse en paz! Donde sea se encontrará con Getz, Miles, Henderson y tantos otros, que ya forman las Big Bands de nuestros recuerdos