Nació la víspera de nochebuena en 1929. Murió en Ámsterdam en septiembre de 1988, en circunstancias extrañas. Cayó desde la ventana de su habitación de hotel .Hay versiones diversas. Si parece que la droga tuvo algo que ver, como también en el año 1966 cuando unos proveedores impacientes de cobrar su deuda, le rompieron los dientes, lo que dio lugar a que Chet tuviera que adaptar la embocadura de su trompeta y reaprender a tocarla cuando consiguió que le colocaran una dentadura nueva. Dijo Baker que cuando esa paliza, ” no estaba en el lugar adecuado, ni en el momento adecuado”. Seguro que no.
Chet Baker, trompetista blanco que quiso emular a Miles Davis, fue exponente del estilo cool. Charlie Parker lo lanzó, al elegirlo en una especie de casting de trompetistas en una de sus giras, después tocó con Gerry Mulligan, Russ Freeman, Art Pepper, etc. Vivió como si no hubiera un mañana. Mujeriego, amante de la velocidad, el “James Dean” del jazz, por guaperas que fue el chico, se le llamó. Su aspecto final, la heroína jugó su papel, era el de un marginado callejero. Según cuentan, era egoísta, poco empático, y abusaba de su aparente fragilidad para conseguir la protección de los demás, y fundamentalmente de las mujeres que lo adoraban, a pesar de que las utilizara a su antojo.
Su toque suave, su voz susurrante y su buen gusto, además de una excelente técnica, hacen de Chet Baker un reconocido trompetista. Su vida, su sensualidad manifiesta, sus amoríos, sus adicciones, su extraña muerte, hacen de Chet Baker un mito.