Jordi Puntí: "Xavier Cugat es un fabulador, una novela en sí mismo" - Zenda

Hablar de Xavier Cugat para el arriba firmante es recordar su infancia. El disco “Cugat Favorites”, que aparece en dos de las propuestas que os formulo, sonaba en el pickup, de marca Kolster, de casa de mis padres que lo bailaban de vez en cuando.  En el reverso de la portada de ese disco del sello Mercury, aparecía el propio Cugat con una caricatura suya pintada por el mismo, porque el gerundense, nacido el primer día del siglo XX, se inició como dibujante y compartió durante el tiempo esa afición y profesión con la del director de orquesta, e incluso la de violinista.

La vida de Cugat es de película, de hecho se ha llevado al cine en forma de documental. Hijo de un republicano radical su familia emigró a Cuba siendo niño y desde muy joven se interesó por la música. Fue el gran Caruso el que lo apadrinó. En Los Estados Unidos se codeó con los mas grandes como las big bands de Glen Miller y de Harry James y en su orquesta debutó un tal Bing Crosby, además de dirigirla acompañando a Frank Sinatra, del que se hizo gran amigo.

Mujeriego irredento, amante del matrimonio, se casó varias veces y siempre le acompaño también la fama de amigo de la mafia, no en vano tocó en Chicago en garitos de Al Capone durante tres años. Considerado un tacaño irredento, también se le imputaba su silencio ante la dictadura franquista: “Ignoro lo que hizo ese señor, solo sé que cuando venía a España veía buenas carreteras y ahora me apedrean el Rolls Royce por la calle”.  Popularizó la rumba, el tango, la conga y el mambo. Durante un tiempo fue uno de los grandes de la música latina.

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