Cuando oímos hablar de Nino Rota, rápidamente lo asociamos a bandas sonoras de películas de Fellini. Pero también compuso para otros directores como Coppola, Visconti, Zeffirelli o Rene Clement. Igualmente fue autor de obras sinfónicas y de música de cámara de las que soy un perfecto desconocedor. Quizá descubriera a Nino Rota con «Amarcord» una de mis pelis favoritas. Retrato de una época, que si bien discurre en Italia, bien podría trasladarse a nuestro país. Esos maestros, esos adolescentes gamberros, con las hormonas a flor de piel, ese erotismo encarnado en la Gradisca, objeto de deseo inalcanzable, esos personajes de pueblo….Pura nostalgia. Uno, que tiene algo de romántico irredento, disfruta viendo esa magia del cine y la perfecta simbiosis entre las imágenes de Fellini y la música de Rota.
El contrapunto, algo jazzístico, lo pone el máximo representante del acordeón en esta música: el franco italiano Richard Galliano. Gran amigo e intérprete de Piazolla, Galliano ha sabido llevar un instrumento como el acordeón a la escena del jazz y ha grabado bellos discos, como líder o acompañando a grandes del género. Geniales son sus colaboraciones con Paolo Fresu, por poner un ejemplo.