De Nueva Orleans, de 1.928, y desde muy joven, en la adolescencia incluso, empezó a tocar el piano en los garitos de su emblemática ciudad. Años más tarde diría y, con razón, que lo que llamaban rock and roll, él lo estaba tocando desde quince años antes con el nombre de rhythm and blues. Elvis Presley, el considerado rey del rock and roll, reconocía, lo cual le honraba, que el verdadero rey era Fats Domino. Otros coronan a Chuck Berry. La segregación racial impidió inicialmente el éxito de Domino, y algunas de sus creaciones alcanzaron éxito en la voz de cantantes blancos. No fue hasta mediados de los cincuenta cuando nuestro pianista del “boggie”, empezó a saborear las mieles del éxito, cuando entró en las listas BillBoard y demás. Aunque hubo que esperar veinticinco años más para obtener su mayor reconocimiento. Estuvo hasta los ochenta años cantando y dándole a las blancas y negras, con su peculiar estilo, su ritmo frenético que combinaba con su voz dulce, su cara jovial y pelo engominado. El “Katrina” el terremoto de 2.005 que asoló NOLA destruyó por completo la vivienda de Domino que fue rescatado por un helicóptero cuando vagaba desorientado por su ciudad. No obstante después del desastre grabó un disco “ Alive and Kickin”, en apoyo de los músicos locales indigentes y para la preservación del sonido de Nueva Orleans, y en el 2.007 se subió por última vez a los escenarios por la misma causa solidaria. Nos dejó en el 2.017, pero su espíritu y su influencia sigue viva en el mundo del rock.