“La vida es realmente sencilla: Bastaba con desear algo o a alguien para obtenerlo. El fracaso solo es la prueba de que el deseo no era lo suficientemente intenso”. Esas eran las palabras que decía el padre de Antonine.
Antonine (Jean Rochefort” desde pequeño ansiaba casarse con una peluquera. En la madurez ese deseo se convierte en realidad y consigue casarse con Matilde, una peluquera bellísima (Anna Galiena), con la que comparten felizmente un idilio, a la que pone punto final ella suicidándose ante el miedo a que esa felicidad se acabara.
Patrice Leconte construye una especie de cuento de hadas con esta sencilla, pero sorprendente historia que me sedujo la primera vez que la vi, allá por los noventa y que me divierte, sin dejar de perturbarme, cada vez que vuelvo a verla.
Todos la habréis visto, sólo la recuerdo.